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lunes, 30 de noviembre de 2009

APARICIONES DE LA VIRGEN Y AVISTAMIENTOS OVNI

EL milagro que se describe, conocido mundialmente como la «Danza del Sol de Fátima», fue relatado oficialmente por primera vez por incrédulos y publicado por la prensa neutral portuguesa.
La vista del mismo dio la impresión, a más de setenta mil personas allí congregadas, de que llegaba el fin del mundo. Y en un tiempo y lugar prefijados ocurrió un fenómeno que escapaba a las leyes naturales. Tres meses antes, tres niños habían predicho que se daría un milagro en aquel lugar y a aquella hora, para que todos creyesen en el mensaje que habían recibido de la Virgen, durante las seis apariciones que presenciaron en 1917.
Pero la historia de Fátima se inicia dos años antes de las populares apariciones, con las cuatro visitas del «Angel de Portugal» a los jóvenes videntes: Lucia Dos Santos, y los hermanos Francisco y Jacinta Marto. Estas manifestaciones, supuestamente angélicas, fueron descritas como la figura de «un joven sin cabeza vestido de blanco puesto en el aire» que, entre otros mensajes, les anunció la serie de apariciones que contemplarían próximamente.
Los incidentes de Mayo a octubre, ampliamente conocidos, están caracterizados por la manifestación de un ser hermoso y deslumbrante de pie entre el follaje de una pequeña encina. La aparición, de aproximadamente unos dieciocho años, tenía la cabeza cubierta por un manto transparente y sobre el pecho llevaba un objeto del que emanaba una luz intensa. La extraña figura sólo fue vista y oída por los pastores en evidente estado de éxtasis místico. Sin embargo, con el revuelo que causó la noticia, pronto miles de personas acudieron a presenciar personalmente los prodigios que acontecían en «Cova da Iria», el monte de las apariciones. Tenemos fenómenos inexplicados como el «globo de luz blanca» —visto en la quinta aparición— que se desplazó, lentamente, de Este a Oeste, hasta posarse en el árbol donde se encontraban los niños en el mismo instante que Lucía —portavoz indiscutible del grupo— afirmaba que la Virgen había llegado. Algunos testigos vieron incluso «un ser blanco» que salió del globo luminoso, al tiempo que percibieron en su piel una bajada de la temperatura ambiental y un oscurecimiento parcial de la luz solar.
No queda ninguna duda que el fenómeno aéreo más increíble aconteció en la última aparición, el 13 de Octubre, cuando un disco plateado evolucionó cayendo en zigzag hacia el asombrado público para, instantes después, volver a emprender la subida y desaparecer. Generando en el proceso un calor suficiente para secar las ropas mojadas y el embarrado suelo en que se encontraba la multitud.
La mayoría de los autores religiosos que han escrito sobre Fátima afirman que ese disco era verdaderamente el Sol. No obstante, a juzgar por las opiniones de algunos investigadores llevadas a cabo cuarenta años después del suceso, el objeto tenía una elevación y un acimut que lo situaba muy cerca del suelo. Se parecía más bien a un inmenso disco plateado similar a un OVNI que, viniendo del lugar que ocupaba el Sol y volviendo hacia la misma posición, habría confundido a los presentes, dándoles la impresión de que se trataba del Astro Rey.

LOS SIGNOS DEL CIELO

De todos los fenómenos que se producen en nuestro mundo y no llegamos a descifrar, las apariciones Marianas destacan por dos motivos principalmente: porque ostentan en los últimos mil años el récord de manifestaciones enigmáticas que podamos enumerar, pues ése es el tiempo que llevan los seres humanos viendo y oyendo apariciones de figuras que, o bien se han proclamado como la Virgen María, o han sido interpretadas de ese modo por los testigos. Y en segundo término porque en ellas encontramos evidencias —espectaculares y pródigas— de fenómenos aéreos inusuales sospechosamente similares a los descritos en los encuentros cercanos con Objetos Volantes No Identificados.
Con la llegada del progreso y del racionalismo científico del siglo XIX, estos fenómenos fueron, para ciertos intelectuales eclesiásticos, una piedra de escándalo más que motivo de credulidad. Dios, decían, no tiene necesidad de tales manifestaciones espectaculares para darnos a conocer su voluntad. Además, son contrarias al espíritu del Evangelio, pues Jesucristo nunca quiso dar a los fariseos la «señal del cielo» que le pedían. Gracias a esta postura más intransigente, desde hace siglo y medio, la Iglesia sólo ha reconocido ocho apariciones: La Milagrosa, Lourdes, La Sallette, Pontmain, Fátima, Beauraing, Banneux y Siracusa. Sin embargo, en los últimos años las apariciones no confirmadas se cuentan por centenares y, entorno a ellas, se siguen produciendo todo tipo de sucesos clasificados como milagrosos, paranormales o incidentes OVNI, según sea la tendencia que profese el investigador.


UN SOL INQUIETO

En Cuapa, Nicaragua, del 8 de Mayo al 13 de Octubre de 1980, Bernardo Martinez tuvo unas importantes apariciones después de que viera unas señales luminosas sobre la capilla del pueblo. Saltan a la vista las coincidencias con Fátima: igual número de apariciones, una no realizada en Agosto, y la última el mismo día. En Cuapa, algunos creen, otros se mofan, «se tratan sólo de Ovnis», comentan en tono de burla. Y probablemente no vayan mal encaminados.
En 1949, la niña Catarina Richero, de Balestrino, Italia, vio mientras jugaba un círculo luminoso que surgió de las alturas, en cuyo interior había un Angel con los cabellos rubios. En la primera aparición que tuvieron los jóvenes videntes de Medjugorje (antigua Yugoslavia) durante 1981, presenciaron la silueta amorfa de una joven de color gris, volando a treinta centímetros del suelo. En los meses siguientes, otros fenómenos harán acto de presencia: Una «danza del Sol» en Agosto del mismo año y, al mes siguiente, varios testigos presencian un cono de luz en forma de embudo que iluminaba la colina de las apariciones. Dentro del foco observaron a la Virgen con los brazos abiertos, «planeando por el aire» y desplazándose en dirección a la Iglesia Parroquial.
Algunos testimonios sobre las apariciones de El Escorial (Madrid-España) describen a un objeto circular que se movía alrededor de otro objeto luminoso interpretado, en un primer momento, como el disco solar. Según relata Salvador Freixedo, Amparo Cuevas tiene muchas cosas que decir sobre naves espaciales, objetos y luces que havisto en el cielo, y de otros personajes que no son precisamente la Virgen, ni parecen estar relacionados con ella; pero le han aconsejado que obre con prudencia y no hable sobre el particular.
Gilbert Cornu, reputado ufólogo francés, descubrió que desde 1947, año en que surgió la moda de los «platillos volantes» de Kenneth Arnold, el número de informes sobre apariciones Marianas creció espectacularmente: Cova da Cruz (Portugal), Tyromestica (Checoslovaquia), Heroldsbach (Alemania), Acquaviva (Sicilia), Cuevas de Vinromá (España), Isla Bourchard, etcétera. Sucedió lo mismo en Francia, durante la oleada OVNI que sufrió en 1954, y en 1970 se registraron, repartidas por todo el mundo, una decena de apariciones. Aquí, en la tierra de «María Santísima», como la de fine el investigador Ramos Perera, sufrimos en el bienio 1986-88 nuestra oleada Mariana coincidiendo, una vez más, con espectaculares avistamientos OVNI: Benalup (Cádiz), Alcira y Fenollet (Valencia), El Repilado (Huelva), Cospeito (Lugo), Denia (Alicante), Pedrera (Sevilla), La Caleta (Málaga), Espinosillo (Toledo), etcétera. Las razones de estas correlaciones son muy significativas, aunque sólo indiquen que la predominancia de un tipo de fenómeno anómalo pueda provocar un resurgimiento de la ocurrencia de otro fenómeno. Es el llamado «Efecto Ventana».
Pronto se descubrieron otras oleadas Marianas anteriores al inicio de la Ufología moderna, como es el caso poco conocido de Lourdes, a finales del siglo XIX, en cuya región se produjeron otras apariciones de menor fama que las protagonizadas por Bernadette Soubirous. O Bélgica en 1933, en cuyo escueto marco geográfico se produjeron las apariciones de Beauraing, Okerzele, Banneux, Houlteau, Chaineux y Melen.
Paul Thomas, en su Iibro "Flying Saucers Trough The Ages" (Los Platillos Volantes a través del tíempo), incluye una detallada comparación entre observaciones OVNI y los fenómenos aéreos producidos durante las apariciones. El autor plantea que una parte de la actividad de los Ovnis es de la misma naturaleza y, por tanto, deriva de la misma fuente que las luces vistas por miles de testigos en contextos marcadamente religiosos.


VISITAS EN PERSONA

Sí, es cierto que la gran mayoría de manifestaciones Marianas que proliferan en los últimos años son de naturaleza psíquica: únicamente los videntes pueden ver, escuchar e interactuar con la entidad aparecida. Pero es que ahí reside, precisamente, la ambigüedad que las caracteriza, puesto que la aparición se adapta a los videntes, al tiempo que los videntes reciben la aparición, a su medida. Sin embargo, ¿qué hay de esos casos en que la aparición puede actuar físicamente sobre el mundo real? En tales situaciones las figuras son entes objetivos, es decir, ocupan un espacio físico como objetos tridimensionales. Esta categoría de manifestaciones, muy semejantes a encuentros cercanos con humanoides, carecen de mensajes, son luminosas, de rasgos difusos y su interpretación dependerá del lugar en que ocurran los encuentros o del contexto sociocultural de los testigos.
Zeitoun y Shoubra, dos suburbios de El Cairo (Egipto), fueron lugar común de apariciones en 1968 y 1983, respectivamente. Ambas fueron reconocidas oficialmente por Shenouda III, Jefe de la Iglesia Copta, separada de Roma pero en dialogo positivo con la Iglesia Católica. Dos particularidades comunes en estas manifestaciones: que fueron vistas por todos los asistentes —incluidos los musulmanes— y que han podido ser fotografiadas ampliamente. Los testimonios nos hablan de una figura blanca, luminosa y amorfa, situada en lo alto de la Iglesia de Santa María, en el caso de Zeitoun; o Santa Damiana, años después en Shoubra. Junto a la aparición, mostrada generalmente en el aire, revoloteaban pequeñas bolas de luz e incluso, a veces, eran el único signo visible en la cúpula del templo. En Ufología se cree que estas bolas luminosas de comportamiento racional, denominadas «foofighters», tienen como objetivo vigilar la zona o lugar donde aparecerá o bien u n OVNI de proporciones generosas, o donde se producirá un encuentro cercanos con humanoides.
En Banneux, una de tantas apariciones habidas en la oleada belga de 1933, la descripción de la llegada de la Virgen a la niña Mariette Beco, se asemeja a muchas experiencias religiosas anteriores y a varios casos de Ovnis posteriores: la figura dio la impresión de bajar flotando, al principio parecía pequeña, pero fue aumentando de tamaño al bajar entre las copas de los pinos, hasta situarse a metro y medio de donde estaba arrodillada Mariette. Llevaba un halo luminoso de rayos de luz que salían claramente de una forma de disco, situado unos metros más arriba, en el cielo.
En 1985, doce niños que se encontraban jugando en la plaza del pequeño pueblo de Oliveto Citra, Italia, observaron en el cielo una estela luminosa en dirección al castillo. Ellos, en primer lugar, imaginan que son marcianos y les gritan, pero al acercarse ven a una bella señora que les sonríe. Pronto, el rumor de las apariciones se propaga por la localidad, concentrándose el 20 de Julio un gentío de más de dos mil peregrinos, que contemplan las evoluciones de una nube luminosa de color rojo, vista, incluso, desde una distancia de diez kilómetros. Un siglo antes, en otra aldea italiana, cerca de quinientas personas observaron una figura erguida (asociada posteriormente con la Virgen) en la falda de una colina, poco después que un extraño foco de luz iluminase el lugar.
También, puede darse el caso que, unas apariciones de origen psíquico, deriven o se asocien con fenómenos luminosos de consistencia física. Es la situación de finca Betania, municipio de Cua, Venezuela, cuya propietaria, María Esperanza Medrano, recibe mensajes de la Virgen desde hace siete años. Y en donde un 25 de Marzo de 1984, la gente del pueblo pudo observar, encima de la cascada que hay detrás de la iglesia, una figura radiante de luz y otros fenómenos aéreos luminosos. Son personas que ven sin éxtasis de ningún tipo, sin desconectarse del mundo exterior. Ante tal evidencia y después de numerosos interrogatorios, el obispo Monseñor Pío Bello Ricardo declaró que a su juicio, las dichas apariciones eran auténticas y tienen un carácter sobrenatural. Aprobando el obispado que el lugar donde se han producido sea considerado sagrado y su culto permitido. Como afirma el sacerdote y experto francés René Laurentin, este reconocimiento oficial sea una novedad, puesto que ninguna aparición se había beneficiado de una autentificación tal desde hace más de medio siglo.

VIDENTES Y CONTACTADOS

Según los postulados del investigador Aimé Michel, es corriente advertir cómo determinadas experiencias místicas o paranormales se dan entre individuos que por razones de salud, taras genéticas hereditarias o trastornos de la propia edad conflictiva en que se encuentran, sufren algún tipo de disminución psíquica, física o mental. Los investigadores del fenómeno OVNI y los especialistas en apariciones Marianas se han preguntando porqué puede elegirse como receptores de tales contactos, advertencias, profecías y mensajes a individuos que por su edad o por sus circunstancias psicofísicas eran los menos apropiados para hacerlos llegar convincentemente a su destino. Los presuntos videntes y contactados tendrían que ser las personas menos idóneas para ser portadoras de tan apocalípticos mensajes, que reinciden comúnmente en los peligros a los que se ve abocada nuestra civilización y supervivencia.
Cuando tras el boom, de los mensajes, visitas y contactos viene la calma y el olvido, los «elegidos entre la multitud» pueden optar por dos caminos: dejarse llevar por los signos del cielo, polarizándose demasiado fácilmente en lo extraordinario, aumentando en ocasiones su importancia o acogiéndolos sin suficiente control. Cayendo, en el mejor de los casos, en la superstición, el particularismo o el iluminismo. O bien, comienzan a dudar de todo. Se convencen de que las cosas no eran como ellos pensaban, y quizá de que han llegado a ser engañados. Pueden entonces sufrir un estado depresivo emocional rayando en la desesperación, que, en lamentables ocasiones, se ha cobrado más de una vida.
Aunque al principio, el estudio de los sucesos OVNI puede parecer muy alejado de los temas religiosos, en realidad comparte con éstos muchas similitudes. Y ello es quizá más verdad hoy en día que hace treinta años, cuando la investigación sobre los Ovnis estaba en pañales y los estudiosos daban por garantizado que los Ovnis eran naves extraterrestres de tuercas y tornillos. Sin embargo, muchos ufólogos han abandonado esa teoría por diversas razones: una se refiere a la cantidad de sucesos registrados en este escaso medio siglo. Y, por otro lado, a que los Ovnis —igual que sucede en las apariciones Marianas— han cambiado de forma y aspecto con el transcurso de los años, como si se adecuaran a la tecnología y creencias de cada cultura en la que se manifiestan.
John A. Keel, Jacques Vallée y Jerome Clark vieron una repetición coherente de determinados aspectos de los acontecimientos y experiencias considerados anómalos, habidos en la historia de las apariciones Marianas, normalmente bolas o masas de luz que acompañaban a las mismas. Postularon un fenómeno original recurrente, que era interpretado de modo diferente de acuerdo con la experiencia, expectativas, estado mental y psicológico de los testigos. Si los videntes y contactados seguían teniendo encuentros cercanos con No Humanos por un período de centenares de años, ¿habríamos de considerar que todos los testigos fueron engañados? o ¿que hay una gran variedad de entidades No Humanas esperando un encuentro? ¿No sería más razonable suponer que los No Humanos proceden del mismo origen y, simplemente, les parecen diferentes a observadores de distintos contextos?
Estas consideraciones han llevado a muchos investigadores a creer que el fenómeno dual Aparición-OVNI está producido por una inteligencia o entidad que existe verdaderamente en nuestro universo, pero que está simbióticamente unida a nuestras mentes, cultura y planeta. No faltará quien, a estas alturas, pueda preguntarse, con toda razón, que esta descripción de entidad o inteligencia podría muy bien adecuarse y confundirse con la idea que tenemos de Dios. Y desde luego sería un tema apasionante para una interminable discusión.

RECUERDOS ANCESTRALES DEL PUEBLO MAYA HOPI

KASSKARA Y LOS SIETE MUNDOS
De acuerdo con la tradición hopi, la historia de la Humanidad está dividida en períodos que ellos denominan «mundos», los cuales están separados entre sí por terribles catástrofes naturales: el primer mundo sucumbió por el fuego, el segundo por el hielo y el tercero por el agua. Actualmente vivimos en el cuarto mundo. Y en total, la Humanidad deberá recorrer siete.

No siendo comprobables históricamente los dos primeros mundos, la memoria tribal de los hopi se remonta a la época del tercer mundo, cuyo nombre era Kasskara. Este era el nombre, en realidad, de un inmenso continente situado en el actual emplazamiento del océano Pacífico. Pero Kasskara no era la única tierra habitada. Existía también el «país del Este». Y los habitantes de este país tenían el mismo origen que los de Kasskara.

LOS KATCHINAS LLEGARON POR EL AIRE
Los habitantes de este otro país comenzaron a expanderse y a conquistar nuevas tierras, atacando Kasskara ante la oposición de ésta a dejarse dominar. Lo hicieron con armas potentísimas (y uno piensa inmediatamente en las armas devastadoras descritas en las antiguas epopeyas hindúes, así como en la deflagración atómica de Sodoma y Gomorra), imposibles de describir.

Tan sólo los elegidos, los seleccionados para ser salvados y sobrevivir en el mundo siguiente fueron reunidos bajo el «escudo». Los proyectiles enemigos reventaban en el aire, de modo que los elegidos colocados bajo el «escudo» quedaban indemnes. Repentinamente, el «país del Este» desapareció por alguna causa desconocida bajo las aguas del océano, y también Kasskara comenzó a hundirse paulatinamente.

En este momento, los katchinas ayudaron a los elejidos a trasladarse a nuevas tierras. Este hecho marcó el fin del tercer mundo y el comienzo del cuarto.

Es preciso aclarar que, desde el primer mundo, los humanos estaban en contacto con los katchinas, palabra que puede traducirse por «venerables sabios». Se trataba de seres visibles, de apariencia humana, que nunca fueron tomados por dioses sino solamente como seres de conocimientos y potencial superiores a los del ser humano. Eran capaces de trasladarse por el aire a velocidades gigantescas, y de aterrizar en cualquier lugar. Dado que se trataba de seres corpóreos, precisaban para este desplazamientos unos artefactos voladores, unos «escudos voladores» —al igual que en las crónicas romanas, al igual que en las crónicas de Carlomagno— que recibían diversos nombres.

ESCUDOS VOLADORES
White Bear describe estos artefactos:

«Si de una calabaza cortas la parte inferior, obtendrás una corteza; lo mismo debe hacerse con la parte superior. Si luego se superponen ambas partes, se obtiene un cuerpo de forma de lenteja. Este es básicamente el aspecto de un escudo volador».
Hoy en día los katchinas ya no existen en la Tierra. Las danzas katchinas, tan conocidas hoy en Norteamérica, son representadas por hombres y mujeres en calidad de sustitutos de unos seres realmente existentes antaño. Los katchinas podían en ocasiones tener un aspecto extraño, siendo así que originariamente se solían confeccionar muñecas katchina para que los niños se acostumbraran a su aspecto. Hoy en día, estas muñecas se fabrican preferentemente para los turistas y coleccionistas.

EL GRAN EXODO
Hecha esta aclaración, regresemos al cambio de territorio de los antiguos habitantes de Kasskara.

La población, de acuerdo con el recuerdo tradicional de los hopi, llegó a la nueva tierra por tres caminos diferentes. Los seleccionados para recorrerla, inspeccionarla y prepararla, fueron llevados allí por aire, a bordo de los escudos de los katchinas. El gran resto de la población tuvo que salvar la enorme distancia a bordo de barcas. Y cuenta la tradición que este viaje se efectuó a lo largo de un rosario de islas que, en dirección noreste, se extendía hasta las tierras de la actual América del Sur.

LA TOCADA POR EL RAYO
La nueva tierra recibió el nombre de Tautoma, que viene a significar «la tocada por el rayo». Tautoma fue también el nombre de la primera ciudad que erigieron, a orillas de un gran lago. De acuerdo con los conocimientos actuales, Tautoma se identifica con Tiahuanaco, mientras que el lago corresponde al Titicaca, en la frontera actual de Perú con Bolivia.

Posteriormente, un cataclismo convulsionó a la ciudad, destruyéndola, motivo por el cual la población se fue desperdigando por todo el continente. Durante un largo período de tiempo estos hombres procedentes del Pacífico se fueron repartiendo en grupos y clanes por los dos subcontinentes. Algunos de estos clanes iban en compañía de los katchinas, quienes a menudo intervinieron para ayudarles.

DE LA SELVA A LA PARED DE HIELO
Los hopi formaban parte del grupo de tribus que emigraron en dirección norte, y sus leyendas recuerdan un período en el que atravesaron una calurosa selva, y un período en el que se toparon con una «pared de hielo» que les impidió el avance hacia el norte, y les obligó a volver atrás.

El ingeniero Josef F. Blumrich, comentando lo sorprendentes que pueden llegar a parecer algunas de estas tradiciones, recuerda que todavía hoy en día siguen vivas a través de diversas ceremonias.

LA CIUDAD ROJA
Mucho tiempo después de estas migraciones todavía había clanes que seguían conservando las antiquísimas doctrinas. Estos clanes se reunieron y construyeron una ciudad «de importancia trascendental, que recibió el nombre de "la ciudad roja"», a la que se identifica con Palenque, en el Yucatán mexicano. En dicha ciudad fue establecida la escuela del aprendizaje, cuya influencia todavía puede descubrirse en algunos hopi.

Los maestros de dicha escuela eran los katchinas, y la materia de enseñanza estaba compuesta esencialmente por cuatro apartados: 1. Historia de los clanes; 2. La naturaleza, las plantas y los animales; 3. El hombre, su estructura y su función física y psíquica; 4. El cosmos y su relación con el hacedor.

Tras un posterior período de numerosos enfrentamientos entre las ciudades establecidas en el Yucatán, sus habitantes abandonaron la zona y reemprendieron la migración hacia el norte. Durante aquella turbulenta época los katchinas abandonaron la Tierra. Los pocos clanes que han seguido manteniendo vivo el antiguo saber se juntaron más tarde en Oreibi, siendo ésta la razón de la especial importancia de este lugar.

TUNELES E INSTALACIONES SUBTERRANEAS
Tras haber recogido toda la información que le ha sido posible sobre los katchinas, Blumrich llega a las siguientes conclusiones sobre estos seres que, sin ser considerados en ningún momento como divinidades —y esto es importante—, se sitúan en el plano cósmico de injerencia directa en el quehacer humano: tenían cuerpo físico, tenían apariencia de hombres, en muchos aspectos se comportaban como hombres, pero disponían de unos conocimientos muy superiores a los propios hombres.

Poseían artefactos voladores, y un enigmático escudo que rechazaba a los proyectiles enemigos a elevada altura. Eran además capaces de engendrar niños en las mujeres sin mediar contacto sexual. A todo ello hay que sumar las habilidades que los humanos aprendieron de los katchinas, la más importante de las cuales fuera quizás el corte y transporte de enormes bloques de piedra y, en relación con ello, la construcción de túneles y de instalaciones subterráneas.

LOS MENSAJEROS DE LOS DIOSES
Además de lo que afirma Blumrich con referencia a los hopi, que él estudió en profundidad, podemos corroborar algunas de sus constataciones observando las costumbres de sus inmediatos vecinos, los indios zuñi y pueblo, que junto con los hopi forman el grupo de pueblos agricultores de la actual Arizona.

Así, por ejemplo, los zuñi, cuyos templos son cámaras ceremoniales subterráneas, conservan el culto de la serpiente emplumada como deidad celeste, lo que indica el origen mexicano de ciertos elementos de su religión al enlazar directamente con la imagen y culto de Quetzalcóatl (identificado con Kukulkán y Gucumatz) que fue también serpiente emplumada y voladora, corroborando así en cierta forma las narraciones de los hopi que afirman haberse establecido durante un tiempo en el área del Yucatán.

Los mismos zuñi rinden igualmente culto a los katchinas, para ellos mensajeros e intermediarios entre las deidades del cielo y el ser humano. Con lo cual se identifican prácticamente con los seres —emisarios o mensajeros de la divinidad— que en los textos bíblicos actúan bajo el concepto de ángeles.

Otro dato curioso es que este grupo de indios pueblos practican el arte de la pintura en seco, de arena o de polen, frente a sus altares, para las ceremonias religiosas. El origen de este arte es desconocido, y el mismo es practicado igualmente en el Tibet y entre algunas tribus de Australia.

TECNOLOGIA PUNTA
Pero regresemos a las observaciones que efectúa Josef F. Blumrich, sin perder de vista al hacerlo que se trata de las observaciones de un ingeniero con cargo de directivo de la NASA.

Afirma que los hopi cuentan que los escudos voladores de los katchinas se desplazaban a enormes velocidades gracias al impulso de una «fuerza magnética». En relación con ello, argumenta Blumrich que ni los hopi ni nosotros sabemos de qué se trata concretamente. Y que nosotros, por ejemplo, todavía no sabemos qué es realmente la gravitación. El día en que logremos descifrar este enigma, existirá la posibilidad de que incluso nosotros podamos volar sin limitación alguna.

Cabe recordar sin embargo —volviendo a lo que afirman los hopi— que Jonathan Swift vertió en su obra Los viajes de Gulliver datos astronómicos correctos acerca de los satélites de Marte, que nadie en su época podía conocer y que no fueron corroborados por nuestros astrónomos hasta 150 años más tarde. Swift le hace decir a Gulliver —personaje central de esta obra— que estos datos se los comunicaron los tripulantes de un artefacto volante circular y resplandeciente (como los «escudos» de los katchinas) gobernado a voluntad por estos tripulantes recurriendo al magnetismo. La fuerza magnética por lo tanto que afirman los hopi que servía para desplazar a sus escudos voladores.

En cuanto al escudo capaz de hacer explosionar los proyectiles enemigos en el aire, recuerda Blumrich que los rusos estaban desarrollando hace ya años unos haces de protones capaces de destruir a los cohetes en pleno vuelo, mientras que en los Estados Unidos se estaban realizando ensayos con rayos de electrones parecidos, que tienen esta misma capacidad.