Aquellas personas que temen un apocalipsis pueden respirar tranquilos, y lo siento por los amantes de Emmerich y su película 2012. El calendario maya que supuestamente predijo que el mundo cambiaría en el 2012 fallará a buen seguro. El arqueoastrónomo Fuls Andreas del Instituto de Geodesia y Geoinformación de Ciencias, de la Universidad Técnica de Berlín, las fecha datada no es correcta, y deberíamos colocarla 220 años después del año 2000.
Según se desprende del estudio realizado por Fuls el periodo crítico para la humanidad será en el 2220. Durante años Fuls ha estado trabajando con la ayuda de un programa informático especial, calculando y comprobando fechas con el calendario astronómico.
Las nuevas vías de investigación
Tradicionalmente, se cree que el calendario maya comienza el 11 de agosto del 3114 antes de cristo, pero el investigador alemán Andreas Fuls cree que esta correlación es errónea. Fuls ha estudiado unas tablas mayas donde se muestra la posición de Venus en el cielo, lo que le ha permitido asociar eventos astronómicos conocidos con fechas mayas y ha llegado a la conclusión de que existe un error de 208 años en la fecha de origen del calendario maya.
La mayoría de científicos se basaron para calcular las fechas en los documentos de la dominación colonial en los siglos 16 y 17. Fuls se dio cuenta de que habían errores, así que haciendo uso del “Códice Dresden” y buscando en el amplio calendario maya, en sus cultos religiosos y en sus análisis astronómicos, aparte de en los monumentos mayas conservados, así como los periodos en que fueron elegidos sus gobernantes, los periodos de guerras y las fechas de sus celebraciones llegó a conclusiones muy diferentes.
Así, la conjunción simultánea en el solsticio de invierno con la luna nueva y Venus, que se encuentra en el “Códice Dresde” no corresponde con el 21 de diciembre de 2012, corresponde a un periodo muy posterior de nuestra era, más tarde de lo que se pensaba, Fuls presenta su tesis en un documental que va a ser producido por “National Geographic”. Los errores no se han producido fundamentalmente a causa de la datación con radio carbono, que puede presentar una variación de 150 años, los errores se han producido por una deficiente observación astronómica por parte de los estudiosos.